GALAXIAS Y SU ASOMBRO

▪ La ubicación de la Tierra en la galaxia Vía Láctea y en el sistema solar, así como su órbita, inclinación, velocidad de rotación y su singular Luna: —el sistema solar— se halla situada en la región ideal de la Vía Láctea, ni muy cerca ni muy lejos del centro. Esta “zona de habitabilidad”, como la denominan los astrónomos, posee la concentración adecuada de los elementos químicos necesarios para la vida. Más allá, dichos elementos escasean; más acá, el vecindario es sumamente peligroso debido a la abundancia de radiación letal y otros factores. Como dice la revista Scientific American, “vivimos en un sector exclusivo”.

▪ Un campo magnético y una atmósfera que forman un doble escudo protector: El campo magnético. El núcleo de la Tierra es una esfera giratoria de hierro fundido, lo que crea un enorme y potente campo magnético que se extiende muchos kilómetros en el espacio. Dicho campo actúa como un escudo que nos protege del impacto directo de la radiación cósmica y de las fuerzas potencialmente letales que emanan del Sol. Entre estas figuran el viento solar, que consiste en un flujo constante de partículas de energía; las erupciones solares, que en minutos liberan una energía equivalente a la que produciría la detonación de miles de millones de bombas de hidrógeno, y las explosiones en la corona, o capa más externa del Sol, que expulsan al espacio miles de millones de toneladas de materia. Hay señales visibles que nos recuerdan la protección que nos brinda el campo magnético terrestre. Por ejemplo, las erupciones solares y las explosiones en la corona del Sol producen intensas auroras polares, fenómenos luminosos de gran colorido que se observan en la atmósfera superior cerca de los polos magnéticos de la Tierra.





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